domingo, 8 de mayo de 2011

Resumen: Marx, El capital (IX)

K. Marx, El capital, México, FCE. Capítulo IX.
Por Rodrigo Gastón

Capítulo IX
CUOTA Y MASA DE PLUSVALOR

El cálculo de la cuota o tasa de plusvalor no solamente nos sirve para determinar el grado de explotación, sino también para determinar la masa de plusvalor. Sin embargo, el capitalista no explota a un único obrero, sino que tiene a muchos de ellos a su disposición, por lo que el valor total del capital variable estará en función del valor medio de una fuerza de trabajo multiplicada por cada obrero. La masa de plusvalor se obtiene pues al determinar el plusvalor que genera un obrero solo durante su jornada y multiplicarlo por el total de obreros explotados. Así, podemos enunciar una primera ley:

“La masa de plusvalor producida es igual a la magnitud del capital variable desembolsado multiplicado por la cuota de plusvalor, o lo que es lo mismo, se determina por la relación compleja entre el número de fuerzas de trabajo explotadas simultáneamente por el mismo capitalista y el grado de explotación de cada fuerza de trabajo de por sí.”

De este modo, contamos con dos maneras de calcular la masa del plusvalor (P), mediante estas fórmulas:

P = p/v ∙ V ; en donde: p =plusvalor generado por cada obrero; v = capital variable desembolsado para comprar un día de fuerza de trabajo individual; V = suma global del capital variable; o bien,

P = f ∙ a´/a ∙ n ; en donde: f = valor medio de una fuerza de trabajo; a’/a = plustrabajo/trabajo necesario; n = número de obreros explotados.

Hay pues, dos elementos que al incrementarse, incrementan a su vez la masa de plusvalor: por un lado, la tasa de plusvalor o explotación, por el otro, la prolongación de la jornada laboral (“la afluencia de trabajo explotable por el capital es independiente de la afluencia de obreros”).
Una segunda ley establece que, naturalmente, el límite máximo de una jornada laboral es de 24hrs. Un medio conveniente para el incremento de la masa de plusvalor es la explotación del obrero, a pesar de que la jornada de trabajo no puede prolongarse hasta el infinito. De hecho, la contratación de más fuerza de trabajo por sí misma no aumenta la masa de plusvalor, sino que la disminuye, a menos que dicho incremento de capital variable vaya aparejado de una mayor tasa de plusvalor.

Una tercera ley establece que, aunque el incremento del capital variable por sí mismo, aislado, no aumente la masa de plusvalor, “dada la tasa de plusvalor y dado también el valor de la fuerza de trabajo, las masas de plusvalor producido se hallan, pues, en razón directa a las magnitudes del capital variable desembolsado.”

Si un capitalista quisiera vivir “como un obrero”, esto es obtener el dinero necesario para reproducirse, en el supuesto de que la tasa de explotación fuera del 100%, tendría que contratar a dos obreros; pero el interés de éste es el capital, la generación del plusvalor, de mucho dinero más que el necesario. En efecto, el desarrollo del modo de producción capitalista exige en algún momento que el capitalista se dedique únicamente a controlar y explotar el trabajo vivo de los obreros, pues no son las máquinas quienes añaden el valor a las mercancías; la única fuente creadora de valor es el trabajo humano.

Sin embargo, cuando el plusvalor que el capitalista obtiene, excede por mucho lo que éste invierte en capital variable –característica esencial de este modo de producción– el cambio no es sólo cuantitativo, sino cualitativo: “Ya no es el obrero el que emplea los medios de producción, sino que son éstos los que emplean al obrero”; la producción capitalista ha subsumido las necesidades del ser humano ante su propia necesidad: la obtención de más dinero mediante sí mismo; el capital.

No hay comentarios:

Publicar un comentario