domingo, 8 de mayo de 2011

06.05 Marx. Jornada laboral

Bitácora de la clase del 6 de mayo de 2011
Por Rodrigo Gastón

Segunda revisión del capítulo VII y revisión del VIII de El capital

Del capítulo VII retomamos algunos conceptos importantes:
  • El trabajo humano, vivo, es dual: por un lado, añade valor sobre aquello que trabaja, por el otro conserva el valor ya existente en lo trabajado. Por lo que es el capital variable –la compra de trabajo vivo– en donde se halla el secreto del plusvalor.
  • El capital constante, por su parte, no añade valor a los productos, sino que se limita –por su carácter inerte, muerto– a ser transferido. Así, para calcular el plusvalor es necesario igualar a 0 lo desembolsado por el capitalista en medios de producción.
  • El plusvalor es la materialización de un plustrabajo, de un tiempo de trabajo excedente, durante el cual el obrero ya no produce para sí –para su reproducción, para cubrir su salario– sino para el capitalista.
  • La tasa o cuota de plusvalor permite saber el grado de explotación mediante la fórmula:
p/v, en donde p = plusvalor generado, v = capital variable; o lo que es lo mismo: plustrabajo/trabajo necesario.

Además, el plusvalor no se genera durante las últimas horas de la jornada laboral, como sucede según la falacia de “la última hora”, de la cual los capitalistas (como Senior) se servían para mantener las jornadas laborales prolongadas: ¿cómo reducir la jornada de 12hrs a una de 9hrs, si es justamente durante esas últimas 3hrs que el obrero, habiendo cubierto ya su salario, genera las ganancias para mí?, se excusaban. Esto no sucede así porque, como ya hemos dicho, el proceso de trabajo vivo genera valor a la vez que lo conserva; no hace lo uno primero que lo otro.

Podríamos pensar que la teoría marxista sólo sirve para examinar procesos de trabajo y explotación en el ámbito industrial, pero con el sólido bagaje conceptual que hemos revisado, intentamos también analizar la generación del plusvalor en el ámbito de servicios (educación, publicidad, etc.) y concluimos que el análisis marxista puede realizarse en cualquier empresa en donde se haga más dinero del dinero mismo, esto es, en donde se genere plusvalor mediante la explotación de la fuerza de trabajo. De hecho, basta con identificar el plusvalor que genera dicha empresa y lo que gasta en capital variable para calcular la tasa de explotación por medio de la cual éstas se enriquecen. Puesto que el trabajo es la única actividad que genera valor, el plusvalor surge siempre y en cualquier circunstancia de un trabajo no pagado; de la materialización del plustrabajo.

Por su parte, la jornada laboral es variable, pero tiene ciertos límites, tanto físicos (el obrero necesita tiempo para descansar y reponer energía para poder vivir y seguir trabajando) como morales (días feriados: domingos para ir a misa, 10 de mayo, 25 de diciembre, etc.). Empero, el capitalista buscará siempre prolongar lo más posible la jornada laboral para maximizar su plusvalor y con éste su ganancia. De ahí que Marx enuncie que “la historia del capital es la lucha de clases por reducir la jornada laboral y mejorar las condiciones laborales.” Cuando el obrero exige una reducción a su jornada laboral, sólo está ejerciendo su derecho como vendedor, pues al trabajar más de lo necesario y no ser retribuido por ello, el capitalista le roba.

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