jueves, 26 de mayo de 2011

Resumen: Marcuse, Razón y revolución (Introducción)

Hebert Marcuse, Razón y revolución, Barcelona, Altaya, 1994, Introducción

Versión de Jorge Luis Chávez

El marco histórico-social

La revolución francesa es un momento de escisión con el sistema que había estado presente en Europa durante varios siglos (feudal). El idealismo alemán recibió este hecho como “la aurora de la nueva era” y como un reto (respecto a la construcción del estado en un orden racional) al cual habrían de responder con sus sistemas filosóficos, pero para los franceses la revolución se veía realizada en los cambios económicos y políticos.

En el orden de la filosofía de la historia la revolución francesa aparece como culminación de lo que la reforma protestante en Alemania había esbozado: emancipar al hombre y convertirlo en dueño autosuficiente de su propia vida, en su actividad libre y racional. Sin embargo, el desarrollo económico en que Alemania se encontraba no se asemejaba al de Francia o Inglaterra; el primero se encontraba sumido en el sistema feudal mientras que los otros dos países se encontraban industrializados; en uno había esclavos, en los otros (sobre todo en Francia) se pronunciaba la libertad. A pesar de este entorno (el cual hacía difícil una revolución en Alemania) se veía en el hombre (como ser pensante) la posibilidad de aprehender el contraste entre la miseria que existía en todas partes y las potencialidades humanas de la nueva época, y como persona moral podía mantener la dignidad humana y la autonomía (aunque sólo en su vida privada).

Los esfuerzos históricos concretos (revolución francesa) por llevar un orden racional a la sociedad eran trasladados al plano filosófico en Alemania (lo que hacia necesario elaborar un concepto de razón). Para Hegel el giro decisivo que dio la revolución francesa era que el hombre empezó a contar con su espíritu y se atrevió a someter la realidad dada a la normas de la razón. El hombre aparece entonces como un ser pensante y la razón lo capacita para entender sus potencialidades y las de su mundo.

El uso de la razón puede hacer que el hombre se percate de que la historia es una constante lucha por la libertad y que la realización de la individualidad del hombre requiere de la propiedad para realizarse plenamente, y que todos los hombres tienen los mismos derechos a desarrollar sus capacidades. Al oponer esto con lo que de hecho prevalece (desigualdad y esclavitud) se obtiene un contradicción, por lo que esta realidad no razonable tiene que alterarse hasta que se conforme con la razón. Todos los pensamientos sobre lo verdadero, lo bueno y lo justo deben ser realizados en la realidad individual y social del hombre. Sin embargo el pensamiento varía con cada hombre y esta diversidad de opiniones es incapaz de orientar la organización de vida del hombre. Por esto, se hace necesario que el pensamiento del hombre denote normas universales para que la razón pueda reclamar el gobierno de la realidad. Para Hegel este gobierno de la realidad por la razón sólo puede ser cuando la realidad se convierte en racional para sí misma, y esto se logra cuando el sujeto penetra en el contenido mismo de la naturaleza y de la historia. Por lo tanto la realidad objetiva es la realización del sujeto. Hegel resume esta proposición diciendo que el Ser es, en sustancia, un sujeto.

La idea de sustancia como sujeto concibe la realidad donde todo ser es la unificación de fuerzas contradictorias. Todo lo que existe es real en tanto funcione como sí mismo ante todas las contradicciones que constituyen su existencia. La diferencia entre la piedra, la planta y el hombre esta en que este último es capaz de percatarse (mediante la razón) de las contradicciones de su existencia. La razón presupone la libertad, el poder de actuar de acuerdo con el conocimiento, el poder de dar forma a la realidad de acuerdo con sus potencialidades.

El marco filosófico

La vida de la razón aparece como una lucha constante del hombre por comprender lo que existe y por trasformarlo de acuerdo con la verdad comprendida. En Hegel, la razón es una fuerza histórica (en última instancia la historia de la humanidad) y se le designa con el termino Geist, lo cual denota que el mundo histórico está en relación con el proceso en el cual se desarrolla la racionalidad del hombre y no como una sucesión de momentos: es así una lucha constante por adaptar el mundo a las potencialidades de la humanidad. Pero lo que hace de la razón una fuerza objetiva es que todos los modos del ser son en cierta medida subjetividad, modos de la realización. Objeto y sujeto logran la reconciliación porque el objeto es en sí una suerte de sujeto y todas las formas del ser culminan en el sujeto libre, capaz de realizar la razón. Entonces, la naturaleza se vuelve un intermediario para el desarrollo de la libertad.

La relación entre realidad y razón ya no se muestra como un acto especulativo (pasivo, contemplativo). La unidad de razón y realidad se logra a después de un proceso que inicia con el nivel más bajo de la naturaleza y culmina con la realización de un sujeto libre y consciente de todas sus potencialidades (forma más alta de existencia). Si todo lo racional es real, significa que aquello que no sea racional debe modificarse hasta ser racional y por ende real. El Estado sólo se hace real cuando se corresponde con las potencialidades del hombre y permite su desarrollo.

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