martes, 19 de abril de 2011

Resumen: Marx, El capital (I.1., I.2.)

Karl Marx, El capital, México, Siglo XXI, 1975, pp.43-57.
Resumen de Darío Cruz

La Mercancía

Los factores de la mercancía:
valor de uso y valor (sustancia del valor, magnitud del valor)

La mercancía es un objeto exterior, una cosa que merced a sus propiedades satisface necesidades humanas del tipo que fueran. El descubrimiento de un elemento cuantitativo y otra cualitativo constituye un hecho histórico. Ocurre otro tanto con el hallazgo de medidas sociales para indicar la cantidad de las cosas útiles.

La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso. Pero esa utilidad no flota por los aires. Está condicionada por las propiedades del cuerpo de la mercancía, y no existe al margen de ellas. Así pues, el valor de uso de la mercancía se efectiviza únicamente en el uso o en el consumo. Los valores de uso constituyen el contenido material de la riqueza, sea cual fuere la forma social de ésta. Además, son los portadores materiales del valor de cambio.

El valor de cambio se representa como relación cuantitativa, proporción en que se intercambian valores de uso de una clase por valores de uso de otra clase. El valor de cambio, pues parece ser algo contingente y puramente relativo, y un valor de cambio inmanente, intrínseco a la mercancía sería una contradicción entre un término y su atributo.

Así pues, las mercancías se intercambia en las proporciones más diversas; de igual suerte, es preciso reducir los valores de cambio de las mercancías a algo que les sea común, con respecto a lo cual representen un más o un menos. Sus propiedades corpóreas entran en consideración, única y exclusivamente, en la medida en que ellas hacen útiles a las mercancías. Pero, por otra parte, es la abstracción de sus valores de uso lo que caracteriza la relación de intercambio entre las mercancías que guarde relación estrecha entre la proporción de cada una de las partes.

En cuanto valores de uso, las mercancías son diferentes por su cualidad; como valores de cambio sólo pueden diferir por la cantidad, y no contienen ni un solo átomo de valor de uso. Si quitamos el valor de uso, sólo restará la propiedad de ser productos del Trabajo.

Si hacemos abstracción de su valor de uso, abstraemos también los componentes y formas corpóreas que hacen de él un valor de uso, sólo restará una misma objetividad espectral, una mera gelatina de trabajo humano indiferenciado. En la relación misma de intercambio entre las mercancías, su valor de cambio se puso de manifiesto como algo independiente de sus valores de uso.

Ese algo común que se manifiesta en la relación de intercambio es su valor. Un valor de uso sólo tiene valor porque está objetivado.

El trabajo que genera la sustancia de los valores es trabajo humano indiferenciado, gasto de la misma fuerza humana de trabajo. Así, el tiempo de trabajo socialmente necesario es el requerido para producir un valor de uso cualquiera en las condiciones normales de producción. Por lo tanto, las mercancías que contienen cantidades iguales de trabajo tienen la misma magnitud de valor.

La magnitud de valor de una mercancía se mantendría constante si también fuera constante el tiempo de trabajo requerido para su producción. Asimismo, la fuerza productiva está determinada por múltiples circunstancias.

La magnitud de valor de una mercancía varía en razón directa a la cantidad de trabajo efectivizado en ella e inversa a la fuerza productiva de ese trabajo. Para transformarse en mercancía, el producto ha de transferirse a través del intercambio a quién se sirve de él como valor de uso.

Dualidad del trabajo representado en las mercancías

Llamamos trabajo útil al trabajo producto, o en que su producto sea un valor de uso. La mercancía es bifacética pues posee un valor de uso y un valor de cambio. Así como la chaqueta y el lienzo tienen un uso distinto, así también son el producto de trabajos cualitativamente diferentes.

Una división social del trabajo constituye una condición para la existencia misma de la producción de mercancías, si bien la producción de mercancías no es, a la inversa, condición para la existencia misma de la división social del trabajo. Sólo los productos de trabajos privados autónomos, recíprocamente independientes, se enfrentan entre sí como mercancías. En una sociedad cuyos productos adoptan en general la forma de mercancía esa diferencia cualitativa entre trabajos útiles se desenvuelve hasta constituir un sistema multimembre.

Como creador de valores de uso, como trabajo útil, el trabajo es condición de la existencia humana, necesidad natural y eterna de mediar el metabolismo entre hombre y naturaleza. En su producción, el hombre sólo puede proceder como la naturaleza misma, cambiando simplemente la forma de los materiales. Incluso en ese trabajo de transformación se ve constantemente apoyado por fuerzas naturales. El trabajo por tanto, no es la fuente única de los valores de uso que produce, de la riqueza material.

Aunque actividades productivas cualitativamente diferentes, el trabajo del sastre y el del tejedor son ambos gastos productivos del cerebro, músculo, nervio, mano, etc., humanos y en este sentido uno y otro son trabajo humano. Pero el valor de la mercancía representa trabajo humano puro y simple, gasto de trabajo humano en general. El carácter del trabajo medio simple varía por cierto, según los diversos países y épocas culturales, pero está dado para una sociedad determinada. Se considera que el trabajo más complejo es igual sólo a trabajo simple potenciado o más bien multiplicado. Las diversas proporciones en que los distintos tipos de trabajo son reducidos al trabajo simple como a su unidad de medida, se establecen a través de un proceso social que se desenvuelve a espaldas de los productores.

El mismo trabajo, pues, por más que cambie la fuerza productiva, rinde siempre la misma magnitud de valor. Pero en el mismo espacio de tiempo suministra valores de uso en diferentes cantidades: más cuando aumenta la fuerza productiva, y menos cuando disminuye. Todo el trabajo es gasto de fuerza humana de trabajo en un sentido fisiológico, y es en esta condición de trabajo humano igual, o de trabajo abstractamente humano, como constituye el valor de la mercancía.

La forma de valor o el valor de cambio

Son dos mercancías debido a su dualidad, las que son objetos de uso y, simultáneamente, portadoras de valor. En contradicción directa con la objetividad sensorialmente grosera del cuerpo de las mercancías, ni un solo átomo de sustancia natural forma parte de su objetividad en cuanto valores. Las mercancías sólo poseen objetividad como valores en la medida en que son expresiones de la misma unidad social, del trabajo humano.

Así pues, la burguesía no dilucidó el origen de la forma dinámica de la mercancía. La más simple relación de valor, es obviamente, la que existe entre una mercancía y otra mercancía determinada de especie diferente sea cual sea. La relación de valor entre dos mercancías, pues, proporciona la expresión más simple del valor de una.

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